Fecha: 31 de diciembre de 2012 00:30
No hay duda: ya empezó la campaña de la revocatoria.
El bolondrón armado por la ruptura de una parte del muro provisional construido para la edificación de un túnel del proyecto Vía Parque Rímac constituye una expresión inequívoca de que ya empezó la campaña para la revocatoria de la alcaldesa Susana Villarán y el cuerpo edil.
La crecida del río Rímac ocasionó la rotura del canal provisional cerca del puente Trujillo, e inundó el área donde se desarrolla el trabajo del túnel, entre los puentes Balta y Tacna.
La empresa responsable de la ejecución de esta obra –que es una concesión privada– ha explicado que, "en este momento, no existe ningún daño en la estructura del primer tramo del túnel y tampoco ningún retraso en el cronograma de trabajo" y que lo ocurrido "no representará ningún costo para la Municipalidad de Lima ni para sus contribuyentes".
Si hay duda de que esto sea así, y es razonable que exista la sospecha por las imágenes impresionantes que vimos por la televisión, el municipio de Lima debería efectuar una supervisión exhaustiva para que no quede duda de que las cosas están caminando bien y que se sancione a la empresa si esto es lo que corresponde.
Pero lo que más llama la atención por lo ocurrido el viernes no es el impacto de la crecida del río Rímac en este proyecto vial, sino las reacciones políticas a lo sucedido.
Empezando por Solidaridad Nacional, el partido de Luis Castañeda, quien es el principal interesado en revocar a Villarán pues aspira a ocupar su puesto para dejar de ser un ilustre desempleado y tapar, desde el municipio, el escándalo de corrupción de Comunicore que él protagoniza.
Dicho partido se hizo presente en el río a través de Martín Belaunde Moreyra –candidato a vicepresidente de Castañeda–, a quien el hecho de trabajar más de cuatro horas al día, por primera vez en su vida, parece que lo ha puesto al borde del surmenage. Junto con él estuvieron algunos integrantes de "la portátil" de Marco "Turbio" Gutiérrez con carteles a favor de la revocatoria de Villarán.
También es interesante la reacción del periodismo gonfalonero de Marco "Turbio" y del "Mudo", el cual ha aprovechado el efecto de la crecida del río Rímac para enfilar contra Villarán a propósito de un proyecto diseñado, licitado y concedido cuando Castañeda era alcalde.
Y, como hace notar mi vecina Rosa María, al lado de esta columna, es interesante comparar el poco ruido que todos los antes señalados hicieron cuando la rotura de los ductos de Sedapal produjo la inundación de las viviendas de más de trescientas familias en Villa María del Triunfo, con el bolondrón que ahora están haciendo por lo ocurrido en la concesión privada de Vía Parque Rímac.
No hay duda, la campaña por la revocatoria de Villarán ya ha empezado. Así será el siguiente trimestre.
Fuertes dolores de parto hemos padecido, pero hemos parido, las plumas quedaron afiladas y la hemos puesto a escribir.
Ha nacido "Opinión" y podemos advertir que estamos desembrazados de neutralidad, de nuestra filiación crítica, no existe duda y sabemos que nadamos a contracorriente y aunque el mar se haya lleno de tiburones seguiremos siendo salmones siempre.
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