Escucha las voces que hoy hablan,
muchos quisieran que no se oyeran;
pocos han podido impedir que hablen;
son las voces, las voces te que llaman.
Yo soy el mendigo que te pide abrigo,
por favor no te enojes, abre tu puerta,
el día es largo y la noche fría,
hoy recojo el pan caído de tu mesa.
Yo soy el enfermo que nadie visita,
tal vez mi historia en alguien se repita;
no me dejes solo, no pases de largo,
extiende tu mano, bríndame esperanza.
Yo soy el niño nacido de la nada,
mi madre está ausente y mi padre perdido;
los años se hacen largos en mi corta vida,
dime que sí puedes mostrarme una sonrisa.
Yo soy el anciano que se ha quedado solo,
mis años hermosos pasaron al olvido;
hoy me siento triste, haz un buen gesto, y
tráeme a un niño para jugar conmigo.
Yo soy el prisionero entre las frías rejas,
el juez me ha sentenciado por pedir justicia,
nadie me defiende, pocos me escuchan,
y mis hijos viven a golpe de suerte.
Por favor, escucha a quienes llaman,
son las mismas voces que siempre claman;
no quieren riqueza, no te quitan nada;
escucha sus clamores y no cierres tu puerta.
Autor:
Trabaja en:
- Consultoría Educativa Yachachiiy
Loreto.
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