EL DCR AREQUIPA UN APORTE AL PAÍS
Por Carlos Rojas Galarza (*) y Julio Yovera Ballona (**)
Por Carlos Rojas Galarza (*) y Julio Yovera Ballona (**)
Nunca antes una propuesta de DCR despertó tantas pasiones encontradas: de un lado, los que quisieran desaparecerlo por decreto y en ese propósito se juntan los sectores más conservadores y sus afines, adjetivándolo a diestra y siniestra, aunque sin ir al aspecto central; de otro, los sectores del magisterio, estudiantes de educación y docentes, especialistas del sector, que lo miran con simpatía porque perciben que es una alternativa innovadora.
Es la primera vez en la historia del Perú republicano que desde el sector gremial magisterial surge una propuesta, que se muestra consistente, coherente, viable. Realidad que no aceptan los sectores conservadores porque pueden toleran que el gremio proteste, pero, en su lógica y modo de pensar, no aceptan que un gremio como el SUTEP presente propuestas pedagógicas y educativas.
Esa realidad explica que hayan surgido adversarios de diferentes matices, unidos por el mismo sistema neuronal que los hace semejantes en su pensamiento y lenguaje. Todos ellos solicitan que se le extienda al DCR -antes que se eche a andar- una partida de defunción, al extremo que un columnista de un medio regional, plagiando al gran Gabriel García Márquez, tituló a su columna del día viernes 1 de Junio: DCR: CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA; pero, paradojas de la maestra vida, como dice la canción de Rubén Blades, el artículo partía del supuesto que un día antes el DCR sería derrotado. No fue así, y no lo fue porque los colegas formadores que elaboraron el documento demostraron solvencia y calidad, tanto que el propio medio que acogía la columna del profeta fracasado, decía que los cuestionadores del DCR no presentaron ninguna propuesta. Como dicen los metodólogos de la investigación científica: hipótesis nula, pues, afirma lo que se niega.
En el foro del día jueves, en el Auditorio Mario Vargas Llosa, organizado por el consejero, docente Leopoldo Bellido y su equipo, después de 9 horas intentas de trabajo, quedó claro como un crisol que la propuesta, que hay que seguirla difundiendo entre la población y que debe ser abierta para acoger los distintos aportes que la mejoren.
El DCR –como sabemos- es una propuesta trabajada desde tres instituciones: Gobierno Regional de Arequipa, SUTE Regional de Arequipa y Derrama Magisterial, esta última a través de su área especializada: el Instituto de Formación Docente (INFODEM). El primero –de acuerdo el Convenio suscrito- asumiría la responsabilidad de su ejecución como proyecto de inversión, el segundo se encargaría de seleccionar el personal formador que elaboraría la propuesta y el tercero se encargaría de hacer la capacitación académica a través de dos equipos: el de asesoramiento académico y el de especialistas.
Nos cupo el honor de ser parte del equipo de asesoramiento académico, junto con los colegas: Mg. Alicia Cántara y Mg. Hans Mejía (docente universitario). Los especialistas fueron 14, docentes de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Los trabajos de capacitación se hicieron bajo la modalidad de diplomado teórico–práctico, el que en cada sesión arrojaba como producto: parte del DCR. Así se fue ensamblando la propuesta.
Las relaciones entre las tres instituciones fueron bastante fluidas. Y a lo largo de más de un año fuimos aprendiendo a conocer mejor la realidad de esta pujante región del país. Hasta entonces de Arequipa sólo sabíamos del Misti, del rocoto relleno y obviamente sabíamos más del patriota y poeta Mariano Melgar, de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán y de Teodoro Núñez Ureta. Hemos hecho también nuestro propio aprendizaje y ahora podemos explicar y valorar ese sentimiento regionalista y ese orgullo que los arequipeños tienen por su tierra; hemos conocido también de su pasado glorioso, Arequipa región fue sede de importantes culturas pre incas como las de Arcata, Pillones, Imata, entre otras.
En Arequipa hoy se viene dando una lucha muy importante desde la perspectiva de la teoría política y la filosofía, que un sector pensante de la sociedad peruana llama lucha de ideas, y, en el ámbito social y político, esa confrontación está articulada a lo que se denomina nuevo curso. Hay pues en la región del sur una confrontación por una propuesta educativa y quizás por el hecho de ser una alternativa surgida desde abajo se ha convertido en un asunto de debate regional. No hay estación radial, espacio televisivo e impreso, que no hable de esta propuesta.
Cierto. La mayoría de los medios lo ataca, pero de una cosa deben estar orgullosos los promotores: la comunidad, los arequipeños de la calle, el pueblo y cada vez de manera más extensiva e intensiva se habla del DCR. ¿Por qué? Pues porque detrás del debate hay una manera de concebir el sistema educativo o es un asunto privado de los grupos de poder y de la autoridad central; nada más, o es un asunto de los sujetos históricos que sienten que la educación es un factor estratégico fundamental para el desarrollo del país.
Mención aparte merece la entidad Derrama Magisterial, que es cuestionada por haberse comprometido con este DCR. La gestión pasada que presidió el profesor Jorge Arteaga y la actual que preside el docente Helli Ocaña han auspiciado e impulsado esta propuesta. Es más, el directorio anterior encargó al ex vicepresidente César Farfán, monitorear la parte del trabajo académico. Se preguntan los opositores ¿qué tiene que ver la Derrama Magisterial en este tema del DCR? ¿Por qué tiene que intervenir en estos asuntos de naturaleza estrictamente de carácter educativo?
La respuesta es simple. Hace ya cerca de tres décadas que la Derrama Magisterial dejó atrás y para siempre los marcos de lo estrictamente previsorio y tradicional. La institución de los maestros avanza a lo educativo y cultural, actividades que viene haciendo cada vez de manera intensa y sostenida. Eso es algo que marcó la diferencia, pues, cuando Derrama Magisterial agonizaba abrumada de indiferencia y de frustraciones, los maestros del SUTEP acordaron revivirla y reflotarla. Desde entonces ninguna entidad, ni siquiera las del Estado, ha hecho más por la formación permanente y la capacitación académicas, pedagógica y cultural de los docentes. De modo que hoy está respaldando esta propuesta no por antojo, sino porque esta decisión coincide perfectamente con la urgencia de darle calidad a la educación pública.
En buena cuenta hay un salto de calidad, los maestros del SUTEP y los aportantes a la Derrama Magisterial han dicho: no solo queremos ser implementadores; queremos ser autores de una propuesta. Ahí se les complica el problema a los sectores conservadores que desearían que la educación siga siendo experimento de instituciones retrógradas como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que no solo impusieron la privatización de la educación, sino un modelo de pedagogía muy ajena a la realidad y a la necesidad de nuestros pueblos.
Los puntos propuestas del Diseño Curricular son los siguientes: El currículo se convierte no solo en un listado de contenidos, sino en un instrumento de planificación integral del sistema educativo, por tanto, con una concepción filosófica-científica; y por ello, ahí está el meollo de la propuesta y sobre la cual los críticos más ácidos y más despistados no dicen nada porque no lo comprenden o simplemente no lo conocen.
En el documento se lee de manera muy clara que en fenómeno educativo hay que apreciarlo en su contexto epistemológico, filosófico, pedagógico, psicológico y sociológico. Esta concepción rompe el esquema de los enfoques anti científicos que en su versión neoconductista señala que la educación es una actividad, ni siquiera un proceso, de regulación de conductas y destrezas (esa es la tesis más promocionada del skinnerismo), o en su versión constructivista que señala que lo más resaltante para la educación debe ser la construcción de los aprendizajes por los propios alumnos en última instancia, sin tener como referencia a la ciencia, convirtiendo a los docentes en simples mediadores y fuera de los contextos históricos-culturales.
El DCR aborda el tema de la educación de manera holística y por eso señala que el proceso educativo tiene que estar profundamente vinculado al desarrollo integral de los seres humanos y que es al mismo tiempo sea un factor decisivo en el proceso de transformación de la realidad. Señala el DCR que lo social es determinante en la configuración de la personalidad y la conducta de los seres humanos. Por lo tanto, formar al estudiante arequipeño supone la necesidad de tener en cuenta la realidad de la región, su vasta riqueza cultural, cognitiva, tradiciones y costumbres. Ese postulado ya es una visión nueva, innovadora. No es la única. Por eso el DCR postula una planificación y una metodología basada en objetivos y no en competencias que son categorías mucho más complejas, de mayor nivel y referido a los procesos de producción en el mercado neoliberal.
Hay –como lo dice el proyecto- necesidad de una visión epistemológica, de una teoría del conocimiento, para ello hay necesidad de la ciencia y de su teoría, como hay también la necesidad de tener en cuenta la cosmovisión de los pueblos ancestrales, que han desarrollado conocimiento válido, que han aportado tecnología nativa y que sustentan que una propuesta educativa debe estar abierto a lo más avanzado del conocimiento universal pero en países como el nuestro sobretodo, tiene que estar imbuida de eso que el maestro José María Arguedas llamó: país de todas las sangres, para referirse a nuestra diversidad cultural. Pues bien, esto forma parte del contenido del DCR de manera muy clara.
La propuesta no se queda en el límite del psicologismo cognitivo, propuesta que sustenta que el ser humano aprende de manera individual y por eso prioriza el desarrollo individual de las capacidades de aprendizaje de las personas. No reconoce o ignora que el proceso educativo opera bajo condiciones sociales, culturales, económicas y antropológicas. El DCR Arequipa sostiene que los sectores involucrados en el proceso educativo deben tener en cuenta que los rasgos psicológicos y las condiciones para el proceso enseñanza-aprendizaje se configuran en un proceso de interacción social y que la educación debe promover la autoestima y el respeto de todos los sectores y bolsones culturales de la región.
Con referencia a la teoría pedagógica, el DCR hace suya un modelo de pedagogía que es un aporte genial de Lev Vigotsky, el sabio ruso que formuló como ningún otro que los procesos de enseñanza–aprendizaje son dialécticos e integrales, por lo mismo articulan la experiencia con el aprendizaje en el aula y desde esa perspectiva se abren horizontes, Eso lo que denominamos conocimiento adquirido por la experiencia, proceso activo de enseñanza-aprendizaje y aprendizaje proyectivo o potencial.
Significa entonces que el proceso enseñanza-aprendizaje como unidad dialéctica no está congelado, sino que el hombre como tal está en permanente aprendizaje. Digamos que es el aprendizaje en movimiento. La otra propuesta de este modelo hace referencia a que los conocimientos si son producto de la experiencia, nos los da la sociedad o el ámbito cultural donde nos desarrollamos y vivimos.
Por eso, en coherencia con ello, el DCR plantea que, por su naturaleza y por el carácter del diseño, el Modelo Pedagógico Emancipador para la Transformación, con él empezamos a pensar con cabeza propia a partir de nuestra realidad y con él nos preparamos para cambiar nuestra realidad y nosotros mismos. Dejar de ser seres con un excesivo yoísmo y ser solidarios, nos ayuda también a prepararnos para ser protagónicos. El DCR nos aproxima a la necesidad de pensar y delinear con urgencia la necesidad de un Proyecto Nacional de Desarrollo y su engarce con el Proyecto Nacional de Educación. El DCR se convierte así en un instrumento de la estrategia del desarrollo sustentable para nuestro país.
En lo que respecta a la Malla Curricular, condensada en el Plan de Estudios, las innovaciones de ese DCR son muy precisas. Puntualizamos las más caracterizadas.
Se define muy bien y se introduce la importancia de la Investigación Científica, pues siempre somos recurrentes a la hora de juzgar nuestra pobreza y nuestro atraso está en nuestra dependencia, que como país somos simple territorio de extracción de materias primas. Tenemos un modelo de dependencia basado en nuestra condición de país primario exportador.
La educación, incluso la del nivel superior no investiga. Pues bien. ¿Hasta cuándo sólo nos vamos a quedar en el diagnóstico? El DCR introduce en el plan de estudios acaso la innovación más audaz de toda la propuesta:
Fomentar el área de investigación desde el nivel de educación inicial hasta los niveles superiores de educación, pre grado y postgrado. Obviamente hay que tener en cuenta los niveles de conocimiento en función del grado de desarrollo mental del estudiante. Por eso se plantea en los primeros grados un área de cultura investigativa o pensamiento investigativo, y llegar a los dos últimos años de la educación secundaria con el área de investigación científica desarrollando sus categorías y conceptos propios. De esa forma el tema investigativo deja de ser declarativo para convertirse en actividad cierta y objetiva en el aula, haciéndose de ese modo en el eje transversal, junto con el de valores, en los aspectos recurrentes formativos de la educación de la región Arequipa.
No es el único, hay igualmente otras áreas como la de Visión de la Matemática dentro de una concepción de pensamiento lúdico hasta pensamiento lógico deductivo y dialéctico, según los niveles. Un área de Comunicación integral que considera, en la propuesta de D. Cassany, que debe ser investigación lingüística y literaria, con capacidad comunicacional y creación, además de guardar absoluto respeto por la diversidad lingüística que de hecho se da en la región.
Otro tema que está en el DCR es el de la necesidad de vincular educación con producción, la escuela con comunidad, que no son aspectos novísimos. En sus planteamientos programáticos ya el Amauta José Carlos Mariátegui nos hablaba de la necesidad de crear un hombre con mentalidad de productores y ya el maestro Germán Caro Ríos, nos habló y experimentó en la Comunidad de Huayopampa, en el interior de la Lima andina, una educación basada en la producción.
Hay también otros puntos como el de integrar el Inglés intensivo al Plan de Estudios o el de tener muy en cuenta el respeto por el medio ambiente, que hoy se convierte en una problema de sobrevivencia que va más allá de cualquier visión doctrinarista o ideologizada. Bien decía Vallejo que la tierra –y lo dijo de manera profética – podría caminar hacia su destrucción. Ninguna acción educativa hoy puede dejar de lado la necesidad de cultivar una conciencia a favor del medio ambiente.
El DCR programa la educación física desde el nivel primario y reformula las ciencias sociales introduciendo asignaturas como Economía Política, Historia del Perú, Geografía, Filosofía, Psicología y Sociología que ayudan a formar y fortalecer nuestra identidad en el contexto de globalización imperante.
Tener aprobado un DCR significa avanzar en la necesidad de priorizar la educación, en darles los recursos que se requieren. Bien vistas las cosas se estaría empezando una verdaderamente reforma educativa que pondrá a la orden del día la jornada escolar completa, instituciones educativas bien implementadas, alumnos atendidos en salud y alimentación por el Estado.
Y finalmente pondrá en la agenda la necesidad de un maestro bien remunerado y bien capacitado, que recupere ese rol, que la historia de los pueblos les depara.
De eso se trata. Ese es el eje del debate y el de la forma cómo concluya éste, depende que la educación contribuya con el desarrollo de la conciencia de los pueblos o continúe sumida en el oscurantismo retrógrado.
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(*) Carlos Rojas Galarza es docente universitario. Labora en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, así mismo es docente capacitador de la Derrama Magisterial. También Decano del Colegio de Profesores del Perú, Región de Lima Metropolitana. Su especialidad es Historia. Ostenta el grado de Magister.
(**) Julio Yovera Ballona es docente universitario. Ex Coordinador Académico de la Cátedra Vallejo de la UCV, docente capacitador de la Derrama Magisterial. Actualmente es Asesor de Investigación de la Asamblea Nacional de Rectores, Su especialidad es Literatura. Ostenta el grado de Magister y ha concluido sus estudios de Doctorado en Educación.
El DCR –como sabemos- es una propuesta trabajada desde tres instituciones: Gobierno Regional de Arequipa, SUTE Regional de Arequipa y Derrama Magisterial, esta última a través de su área especializada: el Instituto de Formación Docente (INFODEM). El primero –de acuerdo el Convenio suscrito- asumiría la responsabilidad de su ejecución como proyecto de inversión, el segundo se encargaría de seleccionar el personal formador que elaboraría la propuesta y el tercero se encargaría de hacer la capacitación académica a través de dos equipos: el de asesoramiento académico y el de especialistas.
Nos cupo el honor de ser parte del equipo de asesoramiento académico, junto con los colegas: Mg. Alicia Cántara y Mg. Hans Mejía (docente universitario). Los especialistas fueron 14, docentes de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Los trabajos de capacitación se hicieron bajo la modalidad de diplomado teórico–práctico, el que en cada sesión arrojaba como producto: parte del DCR. Así se fue ensamblando la propuesta.
Las relaciones entre las tres instituciones fueron bastante fluidas. Y a lo largo de más de un año fuimos aprendiendo a conocer mejor la realidad de esta pujante región del país. Hasta entonces de Arequipa sólo sabíamos del Misti, del rocoto relleno y obviamente sabíamos más del patriota y poeta Mariano Melgar, de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán y de Teodoro Núñez Ureta. Hemos hecho también nuestro propio aprendizaje y ahora podemos explicar y valorar ese sentimiento regionalista y ese orgullo que los arequipeños tienen por su tierra; hemos conocido también de su pasado glorioso, Arequipa región fue sede de importantes culturas pre incas como las de Arcata, Pillones, Imata, entre otras.
En Arequipa hoy se viene dando una lucha muy importante desde la perspectiva de la teoría política y la filosofía, que un sector pensante de la sociedad peruana llama lucha de ideas, y, en el ámbito social y político, esa confrontación está articulada a lo que se denomina nuevo curso. Hay pues en la región del sur una confrontación por una propuesta educativa y quizás por el hecho de ser una alternativa surgida desde abajo se ha convertido en un asunto de debate regional. No hay estación radial, espacio televisivo e impreso, que no hable de esta propuesta.
Cierto. La mayoría de los medios lo ataca, pero de una cosa deben estar orgullosos los promotores: la comunidad, los arequipeños de la calle, el pueblo y cada vez de manera más extensiva e intensiva se habla del DCR. ¿Por qué? Pues porque detrás del debate hay una manera de concebir el sistema educativo o es un asunto privado de los grupos de poder y de la autoridad central; nada más, o es un asunto de los sujetos históricos que sienten que la educación es un factor estratégico fundamental para el desarrollo del país.
Mención aparte merece la entidad Derrama Magisterial, que es cuestionada por haberse comprometido con este DCR. La gestión pasada que presidió el profesor Jorge Arteaga y la actual que preside el docente Helli Ocaña han auspiciado e impulsado esta propuesta. Es más, el directorio anterior encargó al ex vicepresidente César Farfán, monitorear la parte del trabajo académico. Se preguntan los opositores ¿qué tiene que ver la Derrama Magisterial en este tema del DCR? ¿Por qué tiene que intervenir en estos asuntos de naturaleza estrictamente de carácter educativo?
La respuesta es simple. Hace ya cerca de tres décadas que la Derrama Magisterial dejó atrás y para siempre los marcos de lo estrictamente previsorio y tradicional. La institución de los maestros avanza a lo educativo y cultural, actividades que viene haciendo cada vez de manera intensa y sostenida. Eso es algo que marcó la diferencia, pues, cuando Derrama Magisterial agonizaba abrumada de indiferencia y de frustraciones, los maestros del SUTEP acordaron revivirla y reflotarla. Desde entonces ninguna entidad, ni siquiera las del Estado, ha hecho más por la formación permanente y la capacitación académicas, pedagógica y cultural de los docentes. De modo que hoy está respaldando esta propuesta no por antojo, sino porque esta decisión coincide perfectamente con la urgencia de darle calidad a la educación pública.
En buena cuenta hay un salto de calidad, los maestros del SUTEP y los aportantes a la Derrama Magisterial han dicho: no solo queremos ser implementadores; queremos ser autores de una propuesta. Ahí se les complica el problema a los sectores conservadores que desearían que la educación siga siendo experimento de instituciones retrógradas como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que no solo impusieron la privatización de la educación, sino un modelo de pedagogía muy ajena a la realidad y a la necesidad de nuestros pueblos.
Los puntos propuestas del Diseño Curricular son los siguientes: El currículo se convierte no solo en un listado de contenidos, sino en un instrumento de planificación integral del sistema educativo, por tanto, con una concepción filosófica-científica; y por ello, ahí está el meollo de la propuesta y sobre la cual los críticos más ácidos y más despistados no dicen nada porque no lo comprenden o simplemente no lo conocen.
En el documento se lee de manera muy clara que en fenómeno educativo hay que apreciarlo en su contexto epistemológico, filosófico, pedagógico, psicológico y sociológico. Esta concepción rompe el esquema de los enfoques anti científicos que en su versión neoconductista señala que la educación es una actividad, ni siquiera un proceso, de regulación de conductas y destrezas (esa es la tesis más promocionada del skinnerismo), o en su versión constructivista que señala que lo más resaltante para la educación debe ser la construcción de los aprendizajes por los propios alumnos en última instancia, sin tener como referencia a la ciencia, convirtiendo a los docentes en simples mediadores y fuera de los contextos históricos-culturales.
El DCR aborda el tema de la educación de manera holística y por eso señala que el proceso educativo tiene que estar profundamente vinculado al desarrollo integral de los seres humanos y que es al mismo tiempo sea un factor decisivo en el proceso de transformación de la realidad. Señala el DCR que lo social es determinante en la configuración de la personalidad y la conducta de los seres humanos. Por lo tanto, formar al estudiante arequipeño supone la necesidad de tener en cuenta la realidad de la región, su vasta riqueza cultural, cognitiva, tradiciones y costumbres. Ese postulado ya es una visión nueva, innovadora. No es la única. Por eso el DCR postula una planificación y una metodología basada en objetivos y no en competencias que son categorías mucho más complejas, de mayor nivel y referido a los procesos de producción en el mercado neoliberal.
Hay –como lo dice el proyecto- necesidad de una visión epistemológica, de una teoría del conocimiento, para ello hay necesidad de la ciencia y de su teoría, como hay también la necesidad de tener en cuenta la cosmovisión de los pueblos ancestrales, que han desarrollado conocimiento válido, que han aportado tecnología nativa y que sustentan que una propuesta educativa debe estar abierto a lo más avanzado del conocimiento universal pero en países como el nuestro sobretodo, tiene que estar imbuida de eso que el maestro José María Arguedas llamó: país de todas las sangres, para referirse a nuestra diversidad cultural. Pues bien, esto forma parte del contenido del DCR de manera muy clara.
La propuesta no se queda en el límite del psicologismo cognitivo, propuesta que sustenta que el ser humano aprende de manera individual y por eso prioriza el desarrollo individual de las capacidades de aprendizaje de las personas. No reconoce o ignora que el proceso educativo opera bajo condiciones sociales, culturales, económicas y antropológicas. El DCR Arequipa sostiene que los sectores involucrados en el proceso educativo deben tener en cuenta que los rasgos psicológicos y las condiciones para el proceso enseñanza-aprendizaje se configuran en un proceso de interacción social y que la educación debe promover la autoestima y el respeto de todos los sectores y bolsones culturales de la región.
Con referencia a la teoría pedagógica, el DCR hace suya un modelo de pedagogía que es un aporte genial de Lev Vigotsky, el sabio ruso que formuló como ningún otro que los procesos de enseñanza–aprendizaje son dialécticos e integrales, por lo mismo articulan la experiencia con el aprendizaje en el aula y desde esa perspectiva se abren horizontes, Eso lo que denominamos conocimiento adquirido por la experiencia, proceso activo de enseñanza-aprendizaje y aprendizaje proyectivo o potencial.
Significa entonces que el proceso enseñanza-aprendizaje como unidad dialéctica no está congelado, sino que el hombre como tal está en permanente aprendizaje. Digamos que es el aprendizaje en movimiento. La otra propuesta de este modelo hace referencia a que los conocimientos si son producto de la experiencia, nos los da la sociedad o el ámbito cultural donde nos desarrollamos y vivimos.
Por eso, en coherencia con ello, el DCR plantea que, por su naturaleza y por el carácter del diseño, el Modelo Pedagógico Emancipador para la Transformación, con él empezamos a pensar con cabeza propia a partir de nuestra realidad y con él nos preparamos para cambiar nuestra realidad y nosotros mismos. Dejar de ser seres con un excesivo yoísmo y ser solidarios, nos ayuda también a prepararnos para ser protagónicos. El DCR nos aproxima a la necesidad de pensar y delinear con urgencia la necesidad de un Proyecto Nacional de Desarrollo y su engarce con el Proyecto Nacional de Educación. El DCR se convierte así en un instrumento de la estrategia del desarrollo sustentable para nuestro país.
En lo que respecta a la Malla Curricular, condensada en el Plan de Estudios, las innovaciones de ese DCR son muy precisas. Puntualizamos las más caracterizadas.
Se define muy bien y se introduce la importancia de la Investigación Científica, pues siempre somos recurrentes a la hora de juzgar nuestra pobreza y nuestro atraso está en nuestra dependencia, que como país somos simple territorio de extracción de materias primas. Tenemos un modelo de dependencia basado en nuestra condición de país primario exportador.
La educación, incluso la del nivel superior no investiga. Pues bien. ¿Hasta cuándo sólo nos vamos a quedar en el diagnóstico? El DCR introduce en el plan de estudios acaso la innovación más audaz de toda la propuesta:
Fomentar el área de investigación desde el nivel de educación inicial hasta los niveles superiores de educación, pre grado y postgrado. Obviamente hay que tener en cuenta los niveles de conocimiento en función del grado de desarrollo mental del estudiante. Por eso se plantea en los primeros grados un área de cultura investigativa o pensamiento investigativo, y llegar a los dos últimos años de la educación secundaria con el área de investigación científica desarrollando sus categorías y conceptos propios. De esa forma el tema investigativo deja de ser declarativo para convertirse en actividad cierta y objetiva en el aula, haciéndose de ese modo en el eje transversal, junto con el de valores, en los aspectos recurrentes formativos de la educación de la región Arequipa.
No es el único, hay igualmente otras áreas como la de Visión de la Matemática dentro de una concepción de pensamiento lúdico hasta pensamiento lógico deductivo y dialéctico, según los niveles. Un área de Comunicación integral que considera, en la propuesta de D. Cassany, que debe ser investigación lingüística y literaria, con capacidad comunicacional y creación, además de guardar absoluto respeto por la diversidad lingüística que de hecho se da en la región.
Otro tema que está en el DCR es el de la necesidad de vincular educación con producción, la escuela con comunidad, que no son aspectos novísimos. En sus planteamientos programáticos ya el Amauta José Carlos Mariátegui nos hablaba de la necesidad de crear un hombre con mentalidad de productores y ya el maestro Germán Caro Ríos, nos habló y experimentó en la Comunidad de Huayopampa, en el interior de la Lima andina, una educación basada en la producción.
Hay también otros puntos como el de integrar el Inglés intensivo al Plan de Estudios o el de tener muy en cuenta el respeto por el medio ambiente, que hoy se convierte en una problema de sobrevivencia que va más allá de cualquier visión doctrinarista o ideologizada. Bien decía Vallejo que la tierra –y lo dijo de manera profética – podría caminar hacia su destrucción. Ninguna acción educativa hoy puede dejar de lado la necesidad de cultivar una conciencia a favor del medio ambiente.
El DCR programa la educación física desde el nivel primario y reformula las ciencias sociales introduciendo asignaturas como Economía Política, Historia del Perú, Geografía, Filosofía, Psicología y Sociología que ayudan a formar y fortalecer nuestra identidad en el contexto de globalización imperante.
Tener aprobado un DCR significa avanzar en la necesidad de priorizar la educación, en darles los recursos que se requieren. Bien vistas las cosas se estaría empezando una verdaderamente reforma educativa que pondrá a la orden del día la jornada escolar completa, instituciones educativas bien implementadas, alumnos atendidos en salud y alimentación por el Estado.
Y finalmente pondrá en la agenda la necesidad de un maestro bien remunerado y bien capacitado, que recupere ese rol, que la historia de los pueblos les depara.
De eso se trata. Ese es el eje del debate y el de la forma cómo concluya éste, depende que la educación contribuya con el desarrollo de la conciencia de los pueblos o continúe sumida en el oscurantismo retrógrado.
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(*) Carlos Rojas Galarza es docente universitario. Labora en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, así mismo es docente capacitador de la Derrama Magisterial. También Decano del Colegio de Profesores del Perú, Región de Lima Metropolitana. Su especialidad es Historia. Ostenta el grado de Magister.
(**) Julio Yovera Ballona es docente universitario. Ex Coordinador Académico de la Cátedra Vallejo de la UCV, docente capacitador de la Derrama Magisterial. Actualmente es Asesor de Investigación de la Asamblea Nacional de Rectores, Su especialidad es Literatura. Ostenta el grado de Magister y ha concluido sus estudios de Doctorado en Educación.
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